El Papa Bergoglio ha enriquecido la presencia de la Iglesia en lo social  con su mensaje así como con su testimonio de sencillez, cercanía y servicio evangélicos.

 En cuanto a lo doctrinal, dos documentos suyos son particularmente resaltantes: la Exhortación Evangelii Gaudium (EG) y la Encíclica Laudato Si´ (LS). En ellos  obviamente recoge  puntos fundamentales que forman ya parte substancial  de la Doctrina Social de la Iglesia (por ejemplo, centralidad de la persona, derechos humanos, destinación universal de los bienes), pero “situándolos” lúcidamente en el presente histórico (cambio de época, era del conocimiento y de la información, salto científico-tecnológico), que, junto a  innegables progresos, exhibe también negatividades tales como economía de exclusión e inequidad, cultura del descarte, globalización de la indiferencia y del paradigma tecnocrático (cf. EG 52-54; LS 106-109).

 Del aporte  enriquecedor de Francisco a la Doctrina Social  destacaré a continuación dos elementos, de los cuales el primero es particularmente iluminador y el segundo bellamente  novedoso.

 El primero se sintetiza en el título mismo del capítulo IV de  Evangelii Gaudium: “La dimensión social de la evangelización”. La preocupación y  actuación de la Iglesia y de los cristianos en lo social no es algo sólo importante y obligante  de su misión evangelización, sino que constituye parte esencial e ineludible de la misma. Esto se patentiza justo desde el inicio  del proceso evangelizador, a saber, desde el primer anuncio de la Buena Nueva –se lo denomina  kerygma- que  proclama lo nuclear, central, del mensaje cristiano. Éste presenta al  Dios uno y único, no como un ser solitario, sino como Trinidad, comunión, tejido de relaciones interpersonales,  amor; un Dios que crea y salva al ser humano, como imagen y semejanza suya,  para la comunión  con Él y con el prójimo.

 El segundo punto es la  “comunión universal”, que Francisco subraya en la Laudato Si´ y coloca como título de la sección V del capítulo II de la Encíclica. El Papa amplía la comprensión y extensión del término comunión, que en sentido estricto significa relación interpersonal, para aplicarlo a  la naturaleza en la relación  de ésta con Dios Trinidad y con los seres humanos. Dice: “todos los seres del universo (…) conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión” (LS 89).  Interpreta así lo ecológico en términos de relacionamiento amistoso, amoroso, asumiendo teológico-pastoralmente la espiritualidad del poverello de Asís.

En materia de Doctrina Social de la Iglesia, el Papa Francisco continúa e innova.

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                                  Ovidio Pérez Morales