on 2012/5/28 5:24:14 (1614 reads)

La situación de Venezuela en materia de desempeño económico contrasta dramáticamente con la situación del resto del subcontinente latinoamericano; mientras en la subregión se producen avances significativos en materia de desarrollo económico, por la mejora de la gestión de su política económica y el fortalecimiento de su institucionalidad. En Venezuela por el contrario, se reportan sobre el desempeño económico, comportamiento fiscal, deuda; por economistas, Consultoras especializadas, organismos internacionales, cada vez más cautelosas advertencias sobre el desempeño fiscal, a pesar de que el precio de la cesta petrolera venezolana se muestra en niveles aparentemente confortables en 112,5$/B.

Las razones para tal actitud se encuentran, en primer lugar, en los ataques y violaciones permanentes del gobierno hacia derechos fundamentales consagrados en la Constitución como v.g. lo son los derechos de propiedad y a la creación de un entramado seudo legal violatorio de la Cata Magna que impide el sano desarrollo de la economía en todos los sectores claves. De manera tal que, en el presente tenemos una economía fuertemente intervenida por una red de controles que asfixian a la Economía y a la Sociedad. Dentro de este cuadro ya de por si complicado, hay que llamar la atención sobre el deterioro de la situación fiscal del país, que amenaza con convertirse en una situación explosiva, como resultado de la confluencia de múltiples factores.

Por un lado, el deterioro institucional de los diferentes organismos encargados de conducir, controlar y vigilar el buen desarrollo de las finanzas públicas del país; así vemos como la pérdida de autonomía del Banco Central de Venezuela que tiene la misión de la gestión monetaria y financiera del país, custodio de las Reservas Internacionales; y una responsabilidad importante en la gestión de la deuda tanto interna como externa, lo descalifica para realizar las funciones antes mencionadas. Asimismo, el Ministerio de Finanzas realiza una gestión opaca, por decir lo menos de la gestión financiera del país, donde se ha perdido todo control sobre ingresos y gastos de la República, de la gestión de la deuda como se evidencia en cada emisión que se realiza, marcadas por una falta de transparencia, sin justificaciones satisfactorias y difusas.

El control de la deuda, tanto interna como externa, también se cuantifica inadecuadamente por la proliferación de Fondos: Fondem, Fondo Chino, Fondo con Irán y así sucesivamente. Los especialistas registran hasta 16 Fondos, en donde la sociedad desconoce cuánto hay depositado y para qué. Esto introduce una enorme confusión en el manejo de las Reservas Internacionales del País, ya que el gobierno contabiliza arbitrariamente, y de acuerdo a su conveniencia que se constituye en reserva.

También se distorsiona el manejo presupuestario y de tesorería en virtud de la ruptura del principio de la unidad del tesoro, lo que convierte en una caja negra la situación fiscal, en momentos en que el déficit publico crece sin que tengamos una cifra cierta de su nivel.

Consideremos que para el 2011 el endeudamiento total alcanzó niveles aproximados de $135 mm, lo que representa un peso del 43% del PIB y el pasivo total de PDVSA de 34,4% del PIB (que es del orden de los $315 mil 107 millones), con una producción petrolera declinante; y un SENIAT cuya gestión y resultado son de dudosa credibilidad pues carecen del debido control.

Por todo lo anterior se configura un cuadro complicado en el futuro próximo que amenaza lo que todavía resta de esta ficción de estabilidad que hemos vivido en los últimos años.

Dr. Pedro Vicente Castro Guillen, Economista y Especialista en Finanzas.