El populismo es un mal endémico de América Latina. El líder populista arenga al pueblo contra el “no pueblo”, anuncia el amanecer de la historia, promete el cielo en la tierra. Cuando llega al poder, micrófono en mano, decreta la verdad oficial, desquicia la economía, azuza el odio de clases, mantiene a las masas en continua movilización, desdeña los Parlamentos, manipula las elecciones, acota las libertades.

ENRIQUE KRAUZE

A diario se escuchan menciones relativas al populismo y, particularmente en estos días cuando, extendiendo la explicación de Enrique Krause sobre esa dolencia y su área de cultivo y propagación, se ha llegado a tildar como populista al Presidente electo de los Estados Unidos, a quien se ha comparado en su discurso y en su expresión corporal con el fallecido ex Presidente de Venezuela, Hugo Chávez; por ello, y a objeto de utilizar la terminología correcta y evitar confusiones, conviene hacer una breve referencia acerca del verdadero significado de ambos conceptos e identificar los “ítems” del populismo. A tal efecto, se utilizará “El engaño populista” de Axel Kaiser/Gloria Álvarez (Ediciones Deusto, 1ª edición, mayo 2016) como guía, siendo de advertir que estos autores sostienen la tesis de que el fenómeno no es exclusivo de Latinoamérica, ni de las izquierdas, sino que se ha dado y se da en Europa y otras latitudes con líderes tan disímiles como Mussolini, Hitler, Stalin, Mao estuvieron en la misma trayectoria populista de un Chávez, Perón, Iglesias (El “coletas”), Perón, Allende, Maduro, Bachelet.

El populismo, de acuerdo al DRAE, es simplemente una “tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”, agregándose de una manera un poco más amplia, que se trata de un movimiento político heterogéneo caracterizado por su aversión a las élites económicas e intelectuales, por la denuncia de la corrupción política que supuestamente afecta al resto de actores políticos y por su constante apelación al pueblo entendido como un amplio sector interclasista al que castiga el Estado (http://historiaybiografias.com/ciencia_politica13/).

Kaiser/Alvarez buscan otro método de investigación del populismo  partiendo de la anatomía de la mentalidad populista, es decir, hacen un análisis o disección del cerebro populista, para sostener que, en términos generales, “[ … ] consiste en una descomposición profunda que parte a nivel mental y que se proyecta a nivel cultural, institucional, económico y político [ … ] En la mentalidad populista se espera siempre de otro la solución a los problemas propios, pues se hace siempre a otro responsable de ellos  [ … ] es esa cultura según la cual el gobierno debe cumplir el rol de providente y encargado de satisfacer todas las necesidades humanas imaginables”.

En su investigación anatómica de la mentalidad populista, Kaiser/Alvarez identifican en ésta al menos cinco desviaciones que conviene analizar para entender el engaño populista, y que se listan así:

  • El desprecio por la libertad individual y una correspondiente idolatría por el Estado.
  • El complejo de víctima, o que todos nuestros males son culpa de otros, no de la propia incapacidad.
  • La paranoia “antineoliberal”, o que el neoliberalismo o todo lo relacionado con el libre mercado es el origen último de la miseria.
  • La pretensión democrática con la que se viste el populismo para darle legitimidad a su concentración de poder.
  • La obsesión igualitarista, o el pretexto para aumentar el poder del Estado y así enriquecer al grupo político en el poder en perjuicio de la población y en beneficio de los amigos del populista, abriendo las puertas de la corrupción.

Como se observa, para Kaiser/Alvarez el populismo es una enfermedad mental que se caracteriza por las desviaciones indicadas. Ahora bien, para identificar los elementos fundamentales que lo componen:

  • Fomenta el odio en la sociedad, dividiéndola entre buenos y malos.
  • Elimina la libertad económica anulando lo más posible el derecho de cada individuo de gozar del fruto de su trabajo.
  • El desprecio total por la libertad y las instituciones que la resguardan.

En conclusión, cuando usted, amigo lector, vea que a) crece el odio entre los ciudadanos al punto de crear una división, b) la libertad económica ha sido restringida o está en proceso de restricción y hay una limitación o control en el derecho al uso de sus bienes y c) hay un desprecio por la libertad y un proceso de destrucción de las instituciones, usted podrá determinar que se encuentra frente a un populismo y que quien lo dirige es un populista. De esa manera, podrá también identificar, tal como lo hicieron Kaiser/Álvarez, cómo un populismo de izquierda y otro de derecha se asemejan de tal manera que se funden en uno, al igual que sus delirantes líderes; y tenga presentes las palabras del Nobel de la Paz 1987, Oscar Arias:

“Una de las características de nuestro tiempo es que el populismo no es propio de un país, de una región o de un continente; tampoco de una ideología, pues se da en los partidos políticos tanto de izquierda como de derecha. El Populismo se ha convertido en un fenómeno universal: existe en Europa, en Asia, en América Latina y, a partir de ayer (9NOV2016), también en los Estados Unidos” (http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/10/america/1478797135_723369.html).

Carlos J. Sarmiento Sosa