on 2012/4/16 11:03:24 (1533 reads)
LA CONTAMINACIÓN DEL GOLFO DE PARIA

Este hermoso Golfo, situado en el este estado Monagas, confrontado al oeste con La Isla de Trinidad, por el norte con la misma, y la comunicación marítima de la Boca de Dragón y la Península de Paria y, al sur, con el estuario del Caño Mánamo y La Boca de Serpiente, que lo separa de Trinidad y le da acceso al con el delta orinoquense, es un hábitat marino con gran influencia de sedimentos fluviales, con una conformación casi endorreica, que posee una ruca flora y fauna, de manglares y morichales en las costas monaguenses y deltanas, de un valor paisajístico inigualable que, cuando visitadas por Cristóbal Colon en sus tercera expedición a las Américas, la bautizó como la TIERRA De GRACIAS.

Es poseedor de una riqueza de hidrocarburos bituminosos en las costas trinitarias y el Lago de Guanoco, de gas y petróleo liviano, que las potencias coloniales disputaron a sabiendas de su valor material y estratégico, y que hoy es objeto de una explotación inmisericorde por obtener esas riquezas del lecho marino, al ser el producto de mayor importancia para la industria mundial, por muchas décadas y causantes de las mayores intrigas y guerras internacionales por poseerlo o controlarlo. De ahí que Venezuela haya sido objeto de despojos territoriales en el siglo XIX.

Además de la siembra inclemente de que ha sido objeto con las exploraciones y perforaciones para obtener petróleo y gas natural, desde los inicios del siglo pasado, actualmente tanto Trinidad y Tobago como nuestro país, a través de PDVSA, están incrementando estas actividades que aparecen en el mapa como cientos de puntos negros en esta batalla para obtener divisas, con instalaciones de plataformas, equipos, instalaciones y tuberías, que pronostican la muerte de las especies que en él hacen vida y que, más que cualquier ecosistema, es harto sensible por sus condiciones propias únicas en el mundo; pero además, por añadidura, ha sido objeto de continuos derrames petroleros, en su gran parte provenientes de nuestro país, como fue el reciente del pasado mes de marzo proveniente de Jusepin, las continuas correntías de los viejos y nuevos campos petroleros de Tucupita y Pedernales, de los vertidos incesantes provenientes del centro sur de Monagas y, más recientemente de los desechos y derrames petroleros de la Faja Petrolífera del Orinoco. Los daños ecológicos son sancionados por nuestras leyes vigentes.

Ing. Jesús González Briceño