LA DIPLOMACIA VATICANA

La diplomacia vaticana, se caracteriza por su guante blanco, sutileza y eficacia. Entre las diferentes historias alrededor de los Papas; se cuenta que en un encuentro entre Stalin con Pierre Laval, Ministro de Asuntos Exteriores de Francia, este le solicito que disminuyera la presión que se ejercía sobre los católicos rusos con el fin de ayudar a Francia a mejorar sus relaciones con el Vaticano. Durante esas conversaciones, Stalin exclamo: “¡Ah, el Papa! ¿Cuántas divisiones tiene el Papa?”. Pareciera que Maduro al igual que Stalin piensa que el poder del pontífice estaría en su poder militar y no en su poder moral.

Según fuentes oficiales de la Santa Sede, el Secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados, monseñor Paul Richard Gallagher, vendrá a Caracas la próxima semana para asistir a la ordenación episcopal del nuevo nuncio en el Congo, el venezolano Francisco Escalante. Como se ve, la visita “No se trata de una misión diplomática; sin embargo será una oportunidad única para que el gobierno de respuesta a la carta personal que el Papa Francisco le envió a Maduro hace algunas semanas y hasta la fecha entendemos no ha tenido la cortesía de darle respuesta.

La iglesia no cuenta con divisiones; sin embargo, mientras a Maduro la ley de gravedad lo lleva en caída libre a menos del 25 % en popularidad, la iglesia goza de la mayor credibilidad en el país. La cuestión está en el papel que pudiera jugar en la solución de esta pesadilla bolivariana.

Los mecanismos de solución de controversias varían dependiendo, de la disposición de las partes a cooperar; de los recursos disponibles incluso del momento y ambiente político. En el caso venezolano existen tres mecanismos que bien pudieran ser evaluados por la diplomacia vaticana en su contribución a la solución de la grave crisis que vive Venezuela y los venezolanos

En el caso de la Mediación tendría que mojarse las botas, adoptar un papel activo con el objetivo de concertar los intereses fundamentalmente políticos contrapuestos entre el gobierno Vs oposición, sugiriendo incluso soluciones que pudieran resultar aceptables a las partes; otro papel pudieran ser los Buenos Oficios, en este caso se tendría que limitar a construir los canales de comunicación entre el gobierno y la oposición al no existir relaciones directas, pero sin “mojarse”, sin adelantar o proponer términos de arreglo. De este modo, la iglesia amparada en su respetable imagen se convertiría en el transmisor de las ofertas y contraofertas entre el gobierno y la oposición.

Finalmente quedaría una tercera vía la Facilitación, la cual consiste en un conjunto de habilidades, técnicas y herramientas para crear las condiciones que permitan el desarrollo de una futura negociación; al crear lo que en diplomacia se denomina Medidas de Fomento de la Confianza.

En nuestra opinión por experiencias anteriores, el papel de facilitador preferiblemente seria jugado por algunos países amigos como el caso del Grupo de Contadora; propuesto por México a Colombia, al cual se invitó a Panamá y Venezuela con el fin de promover conjuntamente la paz en Centroamérica; de los Acuerdos de Esquipulas, proceso promovido por el Presidente Vinicio Cerezo de Guatemala, a los presidentes de Centroamérica para  acordar una cooperación económica y una estructura básica para la resolución pacífica de los conflictos en la región y más reciente los Acuerdos de Paz entre Colombia y las FARC; mientras que la iglesia con su poder moral podría jugar el papel de buen oficiante, al aproximar al gobierno y la oposición, en un diálogo constructivo, proporcionándoles la posibilidad de que encuentren directamente una solución adecuada.

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                             Gerson Revanales