on 2011/8/1 1:02:21 (807 reads)
“La sucursal del cielo” – Así era definida la capital de Venezuela en las conversaciones populares y como signo de orgullo de los venezolanos y especialmente de los caraqueños, durante gran parte del siglo XX.
Nuestra capital, fundada el 25 de Julio de 1567, fue “tomada en posesión por el español Don Diego de Losada: En nombre de Dios y del Rey de España”.
Estudiosos de nuestra historia, sabemos que se funda sobre el Valle de San Francisco, ocupado por los indios Caracas, que deben su nombre a una planta herbácea de largas hojas, parecida al bledo, consumida por ellos.
En esta capital, en la que teníamos algo más de 1 Millón de habitantes en 1941, crecimos en extensión y en población, más del doble para el año 1990, y hoy habitan en este reducido valle, ampliado, hacinados y con muy baja calidad de vida, algo más de 5 millones de venezolanos, de los cuales más de 4 millones son residentes.
Los problemas de nuestra Capital, se han multiplicado al igual que los del país, siendo arrastrados a una grave situación de anarquía, en la que se han perdido valores humanos fundamentales y en los que la ausencia de controles para el cumplimiento de las ordenanzas que permiten la convivencia, nos han convertido en una de las capitales más peligrosas del mundo y con una inflación que ocupa los primeros lugares en la clasificación mundial y el primer país en inflación peligrosa, en Latino América.
Los males son muy evidentes y fruto de la escasa o inexistente atención que los diversos gobernantes le han brindado a la capital venezolana. Un estrecho valle en el que existen muy pocas vías de comunicación amplias y eficientes en sentido Este-Oeste y muy escasas vías en sentido Norte-Sur, nos han hecho colapsar en menos de treinta años y amenazan convertirse en una crisis muy grave, en poco tiempo más. Todo ello, a pesar de que se han proyectado y planificado una gran cantidad de vías expresas que puedan garantizar el flujo vehicular, impidiendo a la vez que todo el transporte de carga y personal que circula de Oriente a Occidente y viceversa, se vea obligado a entrar en las vías de circulación de la capital, creando un colapso de grandes dimensiones.
Es preciso detener el crecimiento de viviendas en nuestra capital y dedicar importantes cantidades de dinero al mejoramiento de sus servicios públicos fundamentales, que van desde las vías internas, el abastecimiento y disposición de las aguas en general, el ordenamiento del transporte y sus terminales, los centros de salud, sus mercados, las áreas verdes y de recreación popular y el control de la delincuencia y de la ley.
Vías fundamentales y vitales como las autopistas: Caracas-la Guaira, la Petare-Guarenas, la Regional del Centro y la Cota Mil, están en auténtico peligro de dejar incomunicada a la capital y sumergirla en un caos, en el que el aeropuerto de La Carlota, podría ser su única vía de supervivencia eficaz, por algún tiempo.
Ing. Carlos Presencia Jurado
Contacto: cpresen@aipop.org – http://www.aipop.org PRESIDENTE