on 2011/3/28 2:07:13 (692 reads)
Venezuela, a través de varias décadas, ha sido capaz de configurar una gran cantidad de voluntariados y grupos organizados de venezolanos, preocupados por los valores más importantes de nuestra sociedad.

Se crearon y tuvieron gran significación, grupos de rescate, de búsqueda, de primeros auxilios, de atención en calamidades, de cuido del medio ambiente, de protección de las aguas, de protección de las aves y la fauna… en fin, lo que toda sociedad moderna y con visión de futuro debe promover, fomentar e impulsar en sus comunidades.
El ejemplo que el mundo entero ha visto con asombro y admiración, ha sido sin duda, el terrible drama vivido estos días por el pueblo Japonés, al que hacemos llegar nuestro sentimiento de afecto y solidaridad. Sus brigadistas y sus comunidades en general, han sabido hacerle frente a su terrible situación, con un orden y civismo que deben ser motivo de estudio y copia en nuestros centros de formación, en general.
Mientras los países en desarrollo organizan a sus ciudadanos en brigadas y grupos de voluntariados bien dirigidos y con un propósito de construir, hemos contrastado lo que en nuestro país ha venido sucediendo en los últimos años. Voluntariados de tránsito terrestre, de protección marítima, de bosques, del medio ambiente, de rescate, de primeros auxilios y tantos más, han sido cerrados técnicamente, dejando a sus miembros
huérfanos de esa necesidad sentida de ser útiles y trabajar por la comunidad.
El esfuerzo se está dirigiendo hacia hombres y mujeres a los que se les pone un uniforme verde oliva y se les habla de guerra, de muerte y de la defensa del país y en lugar de levantar una brújula, un extintor o una pala, para ayudar a otros ciudadanos en apuros, se les entrega un fusil y balas para poder abatir a un supuesto enemigo.
Los sucesos en el mundo, nos han demostrado que esas llamadas milicias o cuerpos de seguridad que algunos gobernantes crean para que los defiendan con su vida, no sirven para lo que se supone deben servir. Vimos lo que sucedió años atrás en Irak; ayer también en Egipto, hoy en Libia. En el momento de la verdad, ese culto a la muerte que se creó en esos países, a través de una milicia personal del gobernante de turno, ha
resultado un absoluto fracaso. Nosotros a esas milicias civiles, no podremos verlas nunca como tropa regular o Fuerza Armada Profesional. Creer que se adoctrinará para el culto a la muerte entre los venezolanos, no tendrá ningún futuro.
Debemos darnos cuenta que los lazos emocionales entre gran parte de nuestros ciudadanos, se han roto desde hace tiempo y es preciso recomponerlos y llamarnos a la solidaridad y a la unidad para poder salir adelante. Consideramos que es muy peligroso para nuestra institucionalidad democrática y profesional, el nuevo artículo 66 que se
acaba de aprobar en la reforma de la ley orgánica de las FANB. En este artículo, se da potestad para que estas milicias civiles no profesionales, actúen en seguridad y en defensa, con la condición de militares, en la figura de oficiales de milicia, sargentos de milicia y miliciano. Ese no es el presente, ni el futuro que queremos para nuestro país.
Carlos Presencia Jurado
Contacto: cpresen@aipop.com.ve – www.aipop.org.ve PRESIDENTE