on 2012/5/7 3:32:30 (947 reads)

En los últimos años, se ha advertido a los venezolanos y al mundo, que Venezuela es gobernada por unos socialistas cuya meta es alcanzar el Socialismo del Siglo XXI, guiándose según ellos, por los principios de El Libertador Simón Bolívar, su maestro Simón Rodríguez y un general de la guerra de la Federación, Ezequiel Zamora.

Esto significaría que, aparte de las confiscaciones y expropiaciones de empresas industriales y fabriles, así como tomas de otras, habría que ir adaptando la legislación venezolana, en su mayor parte leyes y regulaciones de libre mercado, a los principios que regulan la economía dirigida desde el Estado, como se ha hecho con algunas normas destinadas al control de precios de artículos de consumo, al margen de la Constitución de 1999, que en nada es socialista, ni mucho menos.

Pues bien, luego de la confidencialidad y secreto con que se elaboró la Ley Orgánica del Trabajo y de los Trabajadores y Trabajadoras (LOTT), se ha anunciado con bombos y platillos su promulgación el 30 de abril de 2012 por el propio Presidente de la República, exponiendo a voz en cuello, que la reforma persigue devolver a los trabajadores los derechos que le fueron arrebatados por la Ley Orgánica del Trabajo en 1997, así como reducir la jornada de trabajo y la incorporación de otras ventajas como la licencia por paternidad, el descanso pre y post natal, el derecho a la inamovilidad, la retroactividad en el pago de las prestaciones sociales y la creación del discutido Fondo Nacional de Prestaciones Sociales, ahora electivo. Casualmente, el derecho a la inamovilidad en el trabajo que se ha incorporado, venía siendo ordenada por años mediante decretos presidenciales, de manera que no es una innovación.

Pero lo extraño es que en lugar de dictar una reforma destinada a normar el trabajo en una economía socialista, se ha dejado intacto todo el andamiaje de la ley derogada, que desde su antecesora de 1936, está destinada a regular las relaciones obrero patronales en una economía de mercado, con la diferencia de que la LOTTT resulta más punitiva en cuanto a sanciones para los empleadores y más onerosa en cuanto a los costos que implica a la empresa, como si lo que hubieran querido los proyectistas de la LOTTT, es arbitrar las diferencias en la relación obrero patronal.

Por tanto, no será difícil a los estudiosos de la ciencia laboral, detectar que en efecto la LOTTT sigue siendo un instrumento de la economía de libre mercado y que no hay nada de economía dirigida en la novedosa LOTTT; y en consecuencia, no es cierto que consolida camino alguno hacia el socialismo.

Eso sí, los proyectistas de la LOTT pusieron de manifiesto que desconocen que en los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no sólo se emplea para referirse a los individuos del sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos, para de esta manera evitar las engorrosas repeticiones a que da lugar la reciente e innecesaria costumbre de hacer siempre explícita la alusión a los dos sexos. ¿O será que esos redactores fueron víctimas de un populismo desenfrenado al momento de redactar las reformas, que hasta olvidaron las reglas de la buena gramática?

Abg. Carlos J. Sarmiento Sosa.