GOBERNABILIDAD

En tiempos convulsionados de crisis tras crisis, de polarización extrema, de querellas sucias, de odios inimaginables e intolerancia política evidente como en los actuales momentos, considero que el Estado, a través de la gestión administrativa (dirigencia política que tiende a gastar más de lo que percibe con carácter ordinario y recurre al endeudamiento, tanto interno como externo, en proporciones alarmantes)  de quienes  los dirigen, debe existir para garantizar un sólido y coherente aparato administrativo que propicie un alto nivel educativo, una creíble seguridad social y personal, una sostenida generación de empleo,  permanencia de paz social y el mejoramiento económico de sus ciudadanos, sin exclusión de cualquier sector de la sociedad. Asimismo, la Nación debe estar sometida a las leyes del Estado y no al ejercicio del Poder, es decir, al arbitrio caprichoso de los hombres. No podemos permanecer  indiferentes  ante el importante tema del Estado democrático y sus responsabilidades con la Nación. Enfatizamos Estado democrático porque considero que en los Estados kafkianos, temerarios o terroristas, donde gobiernan fariseos facinerosos, oportunistas, anarquistas, comunistas y socialistas con características totalitarias de tonos mesiánicos mussolinianos, castristas o leninistas-estalinistas, dictatoriales franquistas, arbitrarios marxistas; o sectores reduccionistas extremos, tanto de la derecha como de la izquierda, existe inequívocamente, un proceso de degeneración que conlleva a la práctica de innumerables injusticias, humillaciones y graves arbitrariedades, cargadas de una rencorosa y cruel intención. Con argucia, incluyendo el falso testimonio, torturan con saña, reprimen y lanzan ataques infundados a personas inocentes. Empobrecen y, forzosamente, condenan a la sociedad a la pobreza parapléjica y paralizante. Estos regímenes peregrinos, militaristas, excluyentes, dogmáticos y autoritarios o neo autoritarios con apariencias democráticas, con pretensión de doctrina social y con tintes ideológicos equívocos, son incapaces de implementar las reformas del Estado requeridas para oxigenar a la Nación y garantizar un igualitarismo social. Los venezolanos se han negado y se niegan a vivir en desconcierto bajo regímenes todopoderosos que utilizan prácticas equivalentes al oprobioso ergástulo apartheid. El venezolano ha luchado de manera denodada contra el anacronismo y su ceguera. Tampoco basta con haber sido elegido democráticamente, si luego no se gobierna democráticamente. El doctor Allan Brewer Carías, destacado jurista, ilustre académico y respetuoso constitucionalista venezolano, acusado formalmente de haber participado presuntamente en la conspiración de abril del 2002 para derrocar al gobierno revolucionario e ideológico del estentóreo neo populista Hugo Rafael Chávez Frías, opina: “El tema del Estado ha sido, sin duda, el tema medular de la ciencia política de todos los tiempos. Las reflexiones y estudios sobre el Estado van desde su magnificación hegeliana, al plantear que todo lo que el hombre es se lo debe al Estado, hasta la consideración marxista como un mero y simple instrumento de dominio de una clase sobre otra, pasando por la concepción liberal de la consagración de derechos individuales frente al Estado”. Librémonos de los sátrapas manipuladores.

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                      Heraclio Atencio Bello