on 2010/11/16 15:28:19 (1153 reads)
Para invertir en cualquier actividad económica, las fuentes de fondos son principalmente dos, patrimonio de los inversores y préstamos de terceros. Los préstamos de terceros provienen principalmente de los mercados financieros, en forma de préstamos bancarios o arrendamientos financieros, éstos normalmente de corto plazo, o de los mercados de capitales en forma de emisión de obligaciones o acciones. Originándose estos, principalmente, de ahorristas públicos y privados. Estas dos fuentes de recursos para inversión, en este último año, se han visto menguadas, por varios factores, entre los que podemos señalar: A) La intervención de un conjunto de instituciones financieras, donde algunas desaparecieron, con su correspondiente reducción en la oferta, otras hoy fusionadas en algo todavía sin unicidad operativa, llamado Banco Bicentenario. B) La virtual desaparición del mercado de valores, debido a la recién creada Bolsa Pública de Valores Bicentenaria, la cual muestra como uno de sus principales objetivos aminorar los costos de las emisiones y colocaciones de títulos del Estado, pero impidiendo la emisión de nuevos títulos de deuda privada con posibilidad de convertirlos en acciones. (Ver gaceta 39.489, de fecha 17 de agosto 2010 ) C) La virtual nacionalización de la banca Privada contenida en el proyecto de Ley de Bancos. Esta nueva realidad nos deja (a los nuevos y viejos emprendedores de negocios) como única fuente de financiamiento a largo plazo, solo a las instituciones de fomento del Estado. Por otra parte, aún cuando no es nuestro objetivo hacer un análisis de estas instituciones, lo invitamos a que intenten presentar una solicitud de financiamiento a estos organismos, no siendo usted un connotado «empresario» o vinculado a las altas esferas del poder político actual.
Ahora bien, el problema estructural, no es que el Estado sea financista a largo plazo, pues ha sido así desde la extinta CVF, aunque estos fondos están limitados, al capricho o disponibilidad presupuestaría del mandatario de turno. El problema fundamental para nosotros, es que no existen en Venezuela mecanismos de ahorro a largo plazo que garanticen la disponibilidad de fondos para financiamientos a proyectos con amplios tiempos de recuperación. Solo las vilipendiadas Cédulas Hipotecarias, cumplieron este rol en el pasado, siendo su único error creer que la economía sería siempre estable y por lo tanto ofrecer tasas fijas de interés. Uno de los mecanismos por excelencia, que ha contribuido al desarrollo y la inversión sostenible en el largo plazo, ha sido el de fondos de pensiones, cuyo destino de inversión por cierto, es por excelencia los instrumentos de deuda de los mercados de capitales. En Venezuela tenemos la triste historia del Fondo del IVSS, usado en su primer desfalco, para salvar a la banca hipotecaria de las antes mencionadas Cédulas y en su según desfalco, para construir el complejo Juan Pablo Segundo a tasas de interés subsidiadas por todos los pensionados de Venezuela. Nos preguntamos, ¿Cómo se financiarán los desarrollos de viviendas en el futuro? Por lo tanto, fondos de pensiones que rindan cuenta a sus beneficiarios y un mercado de capitales que permita colocar esos fondos en emprendimientos a largo plazo, serán piedras angulares para la obtención de una economía sana y próspera. Así que hay que cambiar de la ideología del estado benefactor, al estado promotor del beneficio de todos.
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