on 2014/1/27 14:30:55 (448 reads)
LA CRISIS ECONOMICA DEMANDA POLÍTICAS CON
UNA VISIÓN INTEGRAL
El año que recién se inicia se nos presenta en condiciones muy severas para el desenvolvimiento económico, en condiciones tan delicadas que por el bien del país y de los que en él vivimos se requiere de la búsqueda de consensos para lograr con una visión de mediano y largo plazo, sin los obstáculos dogmáticos fundamentados en un proyecto político a todas luces desvasado de una realidad, que hoy enfrentamos, orientada a una precariedad de bienes y servicios con un evidente deterioro del nivel de vida de los venezolanos. En efecto, el modelo de la sustitución paulatina del sector privado en la producción de bienes y servicios por el Estado, no solo nos ha ocasionado una mayor dependencia de las importaciones, en detrimento de la producción nacional, de mejores salarios para nuestros trabajadores, sino que además ha sido necesario cada vez más destinar porcentajes mayores del ingreso petrolero a la adquisición de bienes de consumo en el exterior, aunado a la inexperiencia en el manejo de las más diversas empresas en manos del sector público, en las cuales las órdenes impartidas por los gestores políticos poco o nada tienen que ver con el desarrollo sustentable de la empresa; así vemos como el conglomerado de las empresas de Guayana, hoy reducidas a unas condiciones tan precarias que requieren del auxilio del gobierno central para sus gastos operativos. En igual sentido, nuestra empresa insignia PDVSA, se encuentra incapaz de cumplir sus compromisos con sus proveedores, o con su programa de inversiones, distraída como esta en la búsqueda e importación de alimentos de dotación de viviendas y la no menos importante la colocación de sus productos en cumplimiento de directrices políticas, que a su vez se encuentran al servicio del Proyecto Político mejor conocido como el Socialismo del Siglo XXI. Los resultados, de una política fundamentada en una utopía cuyos seguidores en el Siglo XX hicieron que las repúblicas que integraron la Unión Soviética, y las sometidas a su influencia se encontraron con que la luz al final del túnel, les demostró la inoperancia de su sistema, las privaciones y carencias para luego lograr un mundo mejor, fueron vanas; razón por la cual para integrarse a una economía con empresas competitivas dejaron en el mejor de los casos en el baúl de los recuerdos ideas tan atractivas pero a la vez tan peligrosas por acercarse al autoritarismo y a la exclusión de los disidentes. Las políticas económicas, en este momento deben tener como objetivo esencial el desarrollo social y económico con el objeto de que cada uno de las personas que integran la sociedad, puedan tener una real oportunidad de mejorar su nivel de vida. Objetivo, que no puede alcanzarse sin el compromiso de actuar con responsabilidad, con el cumplimiento de los valores éticos y el deslinde de todo dogmatismo. Entrar en un proceso de negociación con los representantes de las instituciones, partidos políticos, gremios y asesores que permitan decantar ideas y presentar soluciones a los graves problemas derivados de la carencia de autonomía del Banco Central, de la falta de políticas y estrategias para hacer de las empresas estatales competitivas y de establecer reglas claras que hagan factible la inversión privada en Venezuela. Contacto: aipop@aipop.org / www.aipop.org Dra. Aída Lamus Valero
El año que recién se inicia se nos presenta en condiciones muy severas para el desenvolvimiento económico, en condiciones tan delicadas que por el bien del país y de los que en él vivimos se requiere de la búsqueda de consensos para lograr con una visión de mediano y largo plazo, sin los obstáculos dogmáticos fundamentados en un proyecto político a todas luces desvasado de una realidad, que hoy enfrentamos, orientada a una
precariedad de bienes y servicios con un evidente deterioro del nivel de vida de los venezolanos.
En efecto, el modelo de la sustitución paulatina del sector privado en la producción de bienes y servicios por el Estado, no solo nos ha ocasionado una mayor dependencia de las importaciones, en detrimento de la producción nacional, de mejores salarios para nuestros trabajadores, sino que además ha sido necesario cada vez más destinar porcentajes
mayores del ingreso petrolero a la adquisición de bienes de consumo en el exterior, aunado a la inexperiencia en el manejo de las más diversas empresas en manos del sector público, en las cuales las órdenes impartidas por los gestores políticos poco o nada tienen que ver con el desarrollo sustentable de la empresa; así vemos como el conglomerado de las empresas de Guayana, hoy reducidas a unas condiciones tan precarias que requieren del auxilio del gobierno central para sus gastos operativos. En igual sentido, nuestra empresa insignia PDVSA, se encuentra incapaz de cumplir sus compromisos con sus proveedores, o con su programa de inversiones, distraída como esta en la búsqueda e importación de alimentos de dotación de viviendas y la no menos importante la colocación de sus productos en cumplimiento de directrices políticas, que a su vez se encuentran al servicio del Proyecto Político mejor conocido como el Socialismo del Siglo XXI.
Los resultados, de una política fundamentada en una utopía cuyos seguidores en el Siglo XX hicieron que las repúblicas que integraron la Unión Soviética, y las sometidas a su influencia se encontraron con que la luz al final del túnel, les demostró la inoperancia de su sistema, las privaciones y carencias para luego lograr un mundo mejor, fueron vanas;
razón por la cual para integrarse a una economía con empresas competitivas dejaron en el mejor de los casos en el baúl de los recuerdos ideas tan atractivas pero a la vez tan peligrosas por acercarse al autoritarismo y a la exclusión de los disidentes.
Las políticas económicas, en este momento deben tener como objetivo esencial el desarrollo social y económico con el objeto de que cada uno de las personas que integran la sociedad, puedan tener una real oportunidad de mejorar su nivel de vida. Objetivo, que no puede alcanzarse sin el compromiso de actuar con responsabilidad, con el cumplimiento de los valores éticos y el deslinde de todo dogmatismo. Entrar en un proceso
de negociación con los representantes de las instituciones, partidos políticos, gremios y asesores que permitan decantar ideas y presentar soluciones a los graves problemas derivados de la carencia de autonomía del Banco Central, de la falta de políticas y estrategias para hacer de las empresas estatales competitivas y de establecer reglas claras que hagan factible la inversión privada en Venezuela.
Contacto: aipop@aipop.org / www.aipop.org
Dra. Aída Lamus Valero