on 2010/6/16 18:30:00 (999 reads)
Los venezolanos vemos con pesar y asombro como cada día nos hacemos más pobres y perdemos oportunidades que no van en línea con el potencial de nuestros recursos. Cada día conocemos pérdidas relevantes en la agricultura y en la manufactura, mientras nos convertimos en el gran país importador de América Latina, además de tener el record de mayor inflación y menor crecimiento comparado. Todo se debe a un enfoque excesivamente ideologizado que ha contribuido a destruir el aparato productivo, a estimular el éxodo de importantes contingentes de talento venezolano y a un gran deterioro de las instituciones y la infraestructura física.

Sabemos que ni el socialismo, ni el comunismo, ni el capitalismo en sus formas “puras o extremas” han logrado resolver los problemas de la Humanidad. La experiencia dice que una combinación de las virtudes del mercado, como guía de decisiones descentralizadas, sumadas a las necesidades de regulación por parte del Estado, como representante democrático de la sociedad, llevan a una ecuación óptima que combina la creación de riqueza con la reducción de las desigualdades sociales. Sin embargo, el sistema capitalista tiene la ventaja de que tiene mecanismos auto reguladores que no posee ni el socialismo, ni el comunismo. La debacle general de la Unión Soviética y de sus países satélites así lo comprueban.

En el otro extremo está la lección que deja la reciente crisis internacional, en la que una combinación de excesivos riesgos de mercado, sumados a legislaciones demasiado “complacientes” con la sostenibilidad del crédito, dio como resultado los sucesos de 2008, con graves consecuencias recesivas y pérdidas de empleo.

Ahora bien, si el colapso de esos sistemas nos dejan con un alto grado de insatisfacción.

debemos preguntarnos si estamos condenados a vivir sin alternativas, siempre sometidos a soportar la restricciones a la libertad, en beneficio de un estado dispensador de los bienes y servicios quien administra la economía con un criterio más de distribución que de creador de riqueza, razón por la cual generalmente termina por generar escasez y frustración. Si aceptamos las reglas tradicionales del capitalismo, los riesgos de las crisis por ausencia de regulación y la carencia de ética también pueden ser insuficientes para lograr una mejor sociedad.

Hemos aprendido una lección: La economía se puede manejar mejor si nos atenemos a nuevos criterios teóricos y prácticos. Seamos capaces de crear un sistema cuyo pilar sea la propiedad privada donde la empresa, además de obtener beneficios, adquiera compromisos de responsabilidad social ponga en práctica en todas sus actuaciones valores éticos y morales. Si la Empresa Privada logra dar ese giro y asume para si la gran tarea de contribuir a la reconstrucción de nuestra Venezuela y de abatir la pobreza sin sacrificar las libertades habríamos ganado una gran batalla.

Respecto al mercado de capitales, consideramos que a pesar de la eliminación de los mutuos, sin que hubiese analizado la conveniencia de una mayor regulación, aún podemos participar con éxito mediante emisiones de ofertas públicas, titularización de activos, el financiamiento con otros instrumentos. Claro que podemos innovar y plantear soluciones. Esperamos compartir con los actores del mercado, criterios que nos ayuden a la formulación de políticas en este sector tan importante para un desarrollo sustentable de nuestra economía.