on 2011/2/13 16:44:14 (6132 reads)
Una de las áreas de acción pública en las que el gobierno de Venezuela ha venido haciendo mayor ostentación de presunto éxito, es en todo lo concerniente al tema agrícola y alimentario. El despojo de tierras a los productores y la estatización arbitraria de agroindustrias y agro comercios, son presentadas como logros positivos para el país y los agricultores. Constantemente se hace referencia a la seguridad y a la soberanía alimentaria que se ha alcanzado. En materia de seguridad alimentaria existen 4 condiciones indispensables para que se pueda hablar de ella: disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad.
La disponibilidad se refiere a la existencia de una oferta suficiente y adecuada de los alimentos, es decir, que los alimentos estén allí físicamente en los lugares y en los momentos en que deban ser consumidos. El acceso tiene que darse, bien sea porque el Estado suministre los alimentos sin costo alguno o bien porque los consumidores tengan capacidad de adquirirlos económicamente. La apropiada utilización biológica se produce cuando los alimentos tienen buena calidad nutritiva y porque a la vez son inocuos y, la estabilidad debe caracterizarse porque la oferta sea permanente, sin fluctuaciones, ni escasez temporal. Por su parte, la soberanía alimentaria se fundamenta en que la mayor proporción de los alimentos a ser consumidos por la población sean de origen nacional, lo cual implica, entre otras condiciones, garantizar el derecho al acceso a la tierra. Ahora bien, ¿cuál es la realidad que tenemos en esta materia en el país?. El suministro alimentario se ha caracterizado en los últimos años por la inexistencia de una oferta suficiente, tanto en cantidad como en variedad, lo que ha generado constantes períodos de desabastecimiento y alzas de precios. El acceso económico, cada vez se limita más por la creciente inflación que deteriora el poder adquisitivo de la población más vulnerable. La calidad nutricional y la inocuidad de los alimentos, en especial de los importados, deja mucho que desear, sobre todo después de conocer el deterioro en que se encontraban los productos adquiridos por PDVAL, donde se evidenció el ingreso de alimentos en mal estado y/o a punto de vencerse y sin los registros sanitarios correspondientes. En cuanto a la estabilidad en el suministro, ha estado signada por un proceso espasmódico, en el que se alternan períodos de existencia, con la desaparición absoluta de varios rubros esenciales. Con relación a los factores que tipifican la soberanía alimentaria, no se puede dejar de señalar que nunca antes en la historia, el país había sido tan dependiente del exterior en materia de alimentos. Rubros en los cuales Venezuela se autoabastecía e incluso llegaba a exportar, ahora forman parte de la larga lista de productos importados, que en promedio representan un poco más del 70% de los requerimientos alimenticios de la nación. Por su parte, la garantía del derecho a la propiedad de la tierra, ha desaparecido con la aplicación de la Ley de Tierras, que en la práctica ha creado una especie de «corralito inmobiliario», al obligar a los propietarios a tener que pedir permiso al Instituto Nacional de Tierras (INTI), para poder disponer de sus predios agrícolas. En este orden de ideas, se puede inferir que la soberanía alimentaria ha quedado convertida en una vana ilusión. De aquí que no es exagerado afirmar, que en la actualidad, Venezuela cuenta con una seguridad alimentaria a medias, pero en ningún caso puede exhibir soberanía en este mismo campo.
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