on 2014/10/20 17:16:49 (292 reads)
SIN COMPETENCIA PERFECTA, LA REGULACIÓN NECESARIA REQUIERE LIMITES
En la década de los noventa, se impuso la teoría de la desregulación basada en el principio de que la economía y por ende los mercados funcionaban acordes con la competencia perfecta. Es en este ámbito, donde se inician las reformas que, dieron paso a la liberalización del comercio de bienes y servicios con el objetivo proteger al consumidor bajo el lema “la libre competencia favorecerá a los más aptos, se eliminaran los productores ineficientes e incrementándose la oferta con la inversión extranjera directa.” Poco después del inicio de este siglo, se evidencia que la realidad es mucho más compleja, en el sistema financiero la apertura sin entes reguladores fortalecidos institucionalmente, sin las herramientas necesarias para la supervisión de entidades innovadoras, capaces de ofertar globalmente productos financieros sin que los inversores ni los entes reguladores tuviesen la información necesaria, y menos aún que éstos últimos tuviesen una actividad pro-activa para tomar medidas prudenciales. Es así, como en Venezuela la caída de un porcentaje importante de los bancos en 1994 y las posteriores en la década pasada tuvieron su origen en estas causas y en la baja calidad de la supervisión. Por otra parte, la crisis del 2008 con sus terribles efectos hace que hoy en día sea indispensable la regulación.
El problema se encuentra en la definición de los límites. ¿Hasta qué punto debe el gobierno intervenir en el mercado si, aceptamos que la idea clásica del mercado perfecto donde las empresas compiten ofreciendo al consumidor el bien de mayor calidad posible, no soporta una confrontación con la realidad?
En nuestra búsqueda en la solución del problema, encontramos una variedad de propuestas, desde la autorregulación contenida en principios de aceptación voluntaria, pero de gran significación ya que se basa en el compromiso de cumplir o de explicar las causas del incumplimiento, a todos los signatarios de las recomendaciones, hasta la regulación contenidas en normas jurídicas. Centrándonos en éstas últimas, consideramos como principio orientador la importancia de una buena regulación, para incentivar a las empresas a ser más productivas, y al mismo tiempo, a no causar perjuicios a sus competidores ni a los consumidores.
Es especialmente importante cuando las fallas del mercado se deben a la existencia de monopolios (muchas veces en manos del Estado:agua, electricidad y otros servicios), duopolios, oligopolios o en los supuestos de asimetría de la información, tener como objetivo el bienestar de la población, razón por la cual las políticas públicas deben tener presente que los entes regulados sean eficientes, y operacionalmente sustentables.
Es en este marco que pretendemos observar si uno de los factores de la crisis económica en nuestro país, se debe a la desviación de los fines de la regulación, con objetivos de estigmatizar la empresa privada desestimulando la inversión, creando una mayor dependencia del gobierno quien utiliza los incentivos en beneficio de un proyecto geopolítico, en detrimento de la producción nacional.
La regulación debe hacerse por sectores, según el criterio del importante economista Jean Tirole (Premio Nobel de Economía 2014) sin embargo en Venezuela priva y así se declara como objetivo central en la Ley Orgánica de Costos y Precios Justos la construcción del socialismo, la protección del salario, se toma con mayor énfasis criterios como importancia económica y carácter estratégico de los bienes. En estas condiciones observamos que aunado al control de las divisas, la regulación desvirtúa sus fines, ocasionando la erosión de los salarios, disminución de la inversión y afectación en la economía.
Contacto:
aipop@aipop.org www.aipop.org Dra. Aida Lamus Valero.
Dra. Aida Lamus Valero.