on 2011/1/24 11:25:27 (1374 reads)
El Presidente expone en la memoria y cuenta del año 2010, que la tasa de escolaridad en educación primaria fue de 92,3 % y secundaria de 60,6%. Cabe hacer el siguiente planteamiento: ¿El aparente crecimiento de la tasa de escolaridad, es equivalente al promedio de construcción de edificaciones educativas?

Es bien conocido el proceso de depresión general que ha vivido el país durante los 10 años precedentes, en contraste a esto, el crecimiento poblacional ha sido inmenso. La incidencia en educación se refleja en el desbordamiento de la capacidad instalada de cupo autorizada con que cuentan las instituciones educativas, tanto oficiales como estatales y privadas. Las permanentes regulaciones a la educación privada, tanto en el área curricular como en la económica, han producido una lamentable estampida de cierre de instituciones a nivel nacional y las deficientes políticas de mantenimiento de instalaciones educativas oficiales, han producido un descenso en la oferta abierta de infraestructuras en buenas condiciones. A esto se le suma la reciente utilización de escuelas como refugios, como solución a la emergencia por las lluvias del mes de diciembre, produciendo todavía más deterioro. Partiendo de la premisa de que los datos expuestos por el Presidente sobre la tasa de escolaridad son reales, estaríamos frente a una delicadísima situación de hacinamiento en las instituciones existentes, rebosando la matrícula por lo menos al doble de la capacidad real. No es diferente la situación a nivel universitario, por citar un ejemplo, la escuela de Comunicación Social en la UCV, recibe un promedio mínimo de 2.000 candidatos anuales para ingresar a la carrera, de los cuales se seleccionan 200 por prueba de aptitud académica inicial, hasta depurar la selección por la capacidad con la que cuentan, a un número de 60 estudiantes aproximadamente. Durante los últimos 10 años, la construcción de instituciones educativas por parte del Estado ha tenido un tímido, casi imperceptible desempeño. La situación es extremadamente compleja, se traduce en baja de calidad al impartir los programas, educación todavía más despersonalizada, aparición de vicios producto del hacinamiento y el escaso control social, agravándose todavía más el terrible fenómeno de exclusión. Se convierten entonces las escuelas y universidades, en caldos de cultivo para la delincuencia y otros fenómenos de descomposición social. Se hace urgente revisar las políticas que impulsen la construcción de plantas físicas para todas las modalidades. FEDE, Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas, fue creada en 1976 para atender el déficit acumulado de aulas y el crecimiento de la población en edad escolar. Se propone iniciar canales de investigación, en conjunto con Gobernaciones, Consejos Municipales, Corporaciones Regionales, institutos públicos y privados, etc., para restablecer y potenciar líneas estratégicas productivas que arrojen proyectos de construcción a corto, mediano y largo plazo, en esta inaplazable necesidad. Se habla de convivencia ciudadana, de construcción de viviendas y hospitales, de transporte público, de vialidad, de atención alimentaria, etc., dejando fuera la revisión de tan importante área, para la necesaria reconstrucción nacional. Contamos de base, con una historia sobre las edificaciones escolares en Venezuela que reposa en FEDE, nuestra querida casa de estudios, la Universidad Central de Venezuela fue declarada patrimonio mundial por la UNESCO en el año 2000. Como ejemplo cito a Carlos Raúl Villanueva, su arquitecto, quien dejó un legado importante que podrá ser seguido por muchos estudiantes y por todos aquellos profesionales en todas las demás áreas del saber, que entiendan la urgencia existente.
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antonieta05@aipop.com.ve / www.aipop.com.ve María Antonieta Angarita