UN PANORAMA SIN JUSTICIA

 

El editorial del boletín 275 de AIPOP expresaba que ”[…] ha sido a través de la aplicación del colaboracionismo que se ha dado paso a  la colusión de los Poderes del Estado para que dóciles magistrados del TSJ vengan dictando desde hace años  innumerables decisiones bajo el sino de los sistemas dictatoriales según la cual “gobierno no pierde demandas”, lo que se puesto aún más de relieve con las sentencias dictadas por la SC-TSJ a instancias del Poder Ejecutivo al sumisamente declarar la inconstitucionalidad de las leyes aprobadas por la Asamblea Nacional instalada el 6 de enero de 2016”.

De esta manera, puede decirse que, a través del colaboracionismo de poderes, se ha puesto término a la independencia judicial y, por tanto, eliminado el derecho de acceso de todo ciudadano a los órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos; a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente, al no garantizarle el Estado una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles, como dispone el artículo 26 de la Constitución de 1999.

Este estado de ausencia de justicia nos hace recordar a San Agustín de Hipona cuando en “La Ciudad de Dios (Libro IV, Cap. 4), se preguntaba:

“Si de los Gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de ladrones a gran escala? Y estas bandas, ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se le van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos: abiertamente se autodenomina reino, título que a todas luces le confiere no la ambición depuesta, sino la impunidad lograda”.

Las palabras del “Doctor de la Gracia” y máximo pensador del cristianismo del primer milenio, son más que elocuentes para dibujar el terrible panorama de un país sin justicia, por lo que el santo complementa su aserto con el siguiente diálogo:

“Con toda finura y profundidad le respondió al célebre Alejandro Magno un pirata caído prisionero. El rey en persona le preguntó: «¿Qué te parece tener el mar sometido al pillaje?». «Lo mismo que a ti -respondió- el tener el mundo entero. Sólo que a mí, como trabajo con una ruin galera, me llaman bandido, y a ti, por hacerlo con toda una flota, te llaman emperador»”.

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Dr. Carlos J. Sarmiento Sosa