on 2010/11/16 15:26:08 (709 reads)

Nuestra obligación y propósito, es ayudar y orientar en las principales actividades de las Políticas Públicas del país, con el fin de generar trabajo, seguridad, mejor calidad de vida y sobre todo estabilidad y una creciente inversión que sea productiva y de contenido social, capaz de ayudar a todos, pero muy especialmente a los más necesitados. A veces, esta tarea es muy difícil, porque quien hoy falla en las políticas, lejos de recapacitar y buscar ayuda técnica, reacciona negativamente y ataca sin razón. El impactante suceso de expropiar y fiscalizar 35 desarrollos habitacionales, ha puesto a Venezuela en el ojo del mundo civilizado y más desarrollado. Tanto es así, que la Organización Internacional de Empleadores (OIT), con sede en Ginebra, señaló a nuestro país, como el lugar…»donde se está destrozando al sector privado poco a poco y se está destruyendo la base productiva privada, que es fundamental para cualquier desarrollo». Además, estas expropiaciones han generado un vacio y un caos Jurídico. Se ha querido satanizar el llamado IPC, que es un índice de aumento que se aplica a los insumos, a medida que aumentan de precio, por inflación o por otras causas. La mayoría cree que atacar el IPC es justo y el gobierno ha aplicado justicia social. Debemos llamar la atención de la falsedad de esta campaña de satanización. Es bueno que todos sepan, que el Gobierno Venezolano, en todas y cada una de sus contrataciones, acepta, reconoce y paga el IPC en todas las obras contratadas. Lo que pasa es que ahí tiene otro nombre; Se llama «reconsideración de precios» y si un contratista hace un presupuesto hoy, de una obra cuya construcción demorará dos años, por ejemplo, está acordado en el contrato que aquellas partidas o insumos que cambien de precio de manera evidente y que se pueda demostrar, simplemente serán aceptadas por el que contrató, es decir el gobierno y se paga esa diferencia al pasar la factura, que aquí recibe el nombre de Valuación. Entonces, que clase de engaño colectivo es este.

¿Se sataniza y expone al escarnio lo que los gobiernos hacen todos los días, desde hace más de sesenta años? Se sataniza a quien por diversos conflictos, que son noticia diaria, no logran culminar obras privadas en el tiempo previsto y nos olvidamos que quien acusa, no ha logrado terminar en el tiempo ofrecido, casi ninguna obra, es más, la mayor parte de las obras anunciadas, ni siquiera están iniciadas. Hay casos que son de campeonato, como la torre que se incendió en Parque Central y no hay forma de que se concluya su reparación, habiendo transcurrido ya, más del doble del tiempo que se uso para construirla. Si se descubre a contratistas deshonestos, inmorales o explotadores, hagan caer sobre ellos todo el peso de la Ley y aplaudiremos eso; pero no generen fantasmas, ni acusen al privado, de lo que aplica permanentemente el gobierno. Viene ahora una gran crisis de la Banca Hipotecaria, pues al expropiar, el nuevo dueño es el Estado, pero como no paga antes de expropiar como ordena la Ley; entonces todos quiebran: el dueño del terreno, los promotores, los constructores y la banca hipotecaria. Los grandes perdedores serán los compradores finales. Carlos Presencia Jurado

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