on 2012/3/19 2:23:32 (624 reads)
VIVIENDAS….. ¿PARA QUIEN?… Un conocido periodista venezolano* encabeza su columna semanal con la siguiente frase de André Gide: “Todas las cosas son ya dichas; pero como nadie escucha, hay que volver a empezar siempre” Cuando abordamos el tema de la Vivienda en Venezuela, siempre estamos claros en que este problema afecta principalmente a las clases más desposeídas; pero cuando se proyectan y acometen por parte de los gobiernos programas y desarrollos para combatir el déficit acumulado durante años, se cae generalmente en la tentación de construir soluciones que no están al alcance de estas mayorías más pobres e indigentes. En los últimos años se ha observado un impresionante aumento de los costos de construcción en el tipo de soluciones ofrecidas por parte del Estado Venezolano. Es más, se ha fetichizado la idea de que una VIVIENDA DIGNA es la que tiene un determinado número de metros cuadrados e incluso viene equipada con muebles y enseres electrodomésticos, no importando para nada la capacidad de pago ni las condiciones del adjudicado. (Boletín N° 48). Esto trae como consecuencia un exagerado aumento de las inversiones para atender a un menor número de familias, generando paralelamente una gran masa de deudores que nunca podrán acometer sus obligaciones y una gran cantidad de familias para las cuales no alcanzan los recursos públicos. Esta situación se agrava aún más cuando las tasas de desempleo formal aumentan vertiginosamente en el País. ES NECESARIO ADECUAR LOS PROGRAMAS Y PROYECTOS DE VIVIENDAS A LOS DIFERENTES NIVELES DE INGRESO Y CAPACIDAD DE PAGO DE LA POBLACION (VOLETÍN Nº 6 DE AIPOP) EN NUESTRO BOLETIN N° 6 DEJAMOS BIEN ESTABLECIDAS LAS SIGUIENTES ASEVERACIONES: Más de las tres cuartas partes de la población de Venezuela no tiene ingresos suficientes para adquirir una vivienda completamente terminada, ni aún construida por el gobierno. Solo les queda la alternativa de invadir desordenadamente en sitios no adecuados e inseguros. Es necesario estipular el déficit de vivienda Clasificándolo por niveles de ingresos económicos, determinando el poder adquisitivo y la capacidad de pago de cada sector de la población a atender. Habría que diseñar una política que considere especialmente la atención a las clases de niveles de ingreso más bajos la cual permita evitar estas invasiones descontroladas. Los niveles de ingresos altos y medios deberán estar atendidos por el sector privado directamente actuando como promotor y ejecutor, dejando al sector público la atención de los niveles más bajos mediante programas dirigidos según las posibilidades económicas y la idiosincrasia de la población a atender. Esta atención por parte del estado, permite la ejecución de las obras por contratistas privados.Esto nos lleva a la conclusión de que el sector público deberá producir soluciones habitacionales constituidas por diferentes tipos y tamaños, al igual que parcelas urbanizadas con servicios básicos completos y viviendas de crecimiento progresivo que permitan su desarrollo por parte de los propios usuarios. Esta práctica, la cual ya se había adelantado en Venezuela anteriormente con excelentes resultados, evitaría la continuación y proliferación de las invasiones descontroladas que cada vez resultan más difíciles y costosas de atender, después que sus pobladores han sufrido sus precariedades por largos años. Sin considerar este aspecto será imposible lograr detener el aumento y crecimiento de las zonas llamadas marginales! Ing. Sebastian Paz Codecido *Rafael Poleo, Revista ZETA
Un conocido periodista venezolano* encabeza su columna semanal con la siguiente frase de André Gide: “Todas las cosas son ya dichas; pero como nadie escucha, hay que volver a empezar siempre”
Cuando abordamos el tema de la Vivienda en Venezuela, siempre estamos claros en que este problema afecta principalmente a las clases más desposeídas; pero cuando se proyectan y acometen por parte de los gobiernos programas y desarrollos para combatir el déficit acumulado durante años, se cae generalmente en la tentación de construir soluciones que no están al alcance de estas mayorías más pobres e indigentes.
En los últimos años se ha observado un impresionante aumento de los costos de construcción en el tipo de soluciones ofrecidas por parte del Estado Venezolano. Es más, se ha fetichizado la idea de que una VIVIENDA DIGNA es la que tiene un determinado número de metros cuadrados e incluso viene equipada con muebles y enseres electrodomésticos, no importando para nada la capacidad de pago ni las condiciones del adjudicado. (Boletín N° 48). Esto trae como consecuencia un exagerado aumento de las inversiones para atender a un menor número de familias, generando paralelamente una gran masa de deudores que nunca podrán acometer sus obligaciones y una gran cantidad de familias para las cuales no alcanzan los recursos públicos. Esta situación se agrava aún más cuando las tasas de desempleo formal aumentan vertiginosamente en el País.
ES NECESARIO ADECUAR LOS PROGRAMAS Y PROYECTOS DE VIVIENDAS A LOS DIFERENTES NIVELES DE INGRESO Y CAPACIDAD DE PAGO DE LA POBLACION (VOLETÍN Nº 6 DE AIPOP) EN NUESTRO BOLETIN N° 6 DEJAMOS BIEN ESTABLECIDAS LAS SIGUIENTES ASEVERACIONES:
Más de las tres cuartas partes de la población de Venezuela no tiene ingresos suficientes para adquirir una vivienda completamente terminada, ni aún construida por el gobierno. Solo les queda la alternativa de invadir desordenadamente en sitios no adecuados e inseguros.
Es necesario estipular el déficit de vivienda Clasificándolo por niveles de ingresos económicos, determinando el poder adquisitivo y la capacidad de pago de cada sector de la población a atender.
Habría que diseñar una política que considere especialmente la atención a las clases de niveles de ingreso más bajos la cual permita evitar estas invasiones descontroladas.
Los niveles de ingresos altos y medios deberán estar atendidos por el sector privado directamente actuando como promotor y ejecutor, dejando al sector público la atención de los niveles más bajos mediante programas dirigidos según las posibilidades económicas y la idiosincrasia de la población a atender. Esta atención por parte del estado, permite la ejecución de las obras por contratistas privados.
Esto nos lleva a la conclusión de que el sector público deberá producir soluciones habitacionales constituidas por diferentes tipos y tamaños, al igual que parcelas urbanizadas con servicios básicos completos y viviendas de crecimiento progresivo que permitan su desarrollo por parte de los propios usuarios. Esta práctica, la cual ya se había adelantado en Venezuela anteriormente con excelentes resultados, evitaría la continuación y proliferación de las invasiones descontroladas que cada vez resultan más difíciles y costosas de atender, después que sus pobladores han sufrido sus precariedades por largos años.
Sin considerar este aspecto será imposible lograr detener el aumento y crecimiento de las zonas llamadas marginales!
Ing. Sebastian Paz Codecido
*Rafael Poleo, Revista ZETA