on 2012/6/18 10:56:45 (820 reads)
Desde la pasada década, el mundo ha venido incrementando la interrelación de las personas, las empresas y los gobiernos, de manera tal que sus efectos han producido inmensos cambios que a su vez han transformado a la sociedad. Hoy en día vivimos en un entorno globalizado e interconectado, que en una visión simplificada podría parecer que los efectos de la Tecnología de la Información y las Comunicaciones podría ser similar, en todos los países; sin embargo según el Reporte Global de Tecnología de la Información (2012) existe una estrecha relación entre el desarrollo de las tecnologías de Información y Comunicaciones y la prosperidad económica y financiera de un país.

Frente a esta hipótesis, el estudio hace especial énfasis en medir el impacto de dichas tecnologías, en 142 economías que abarcan el 98 % del GDP mundial. De los diez países con mejores resultados, siete son europeos, entre ellos Suecia, Finlandia, Dinamarca; ubicándose Estados Unidos en el octavo lugar. Es de destacar los países nórdicos que han logrado aumentar su competitividad con la incorporación de ICT en todas las áreas sociales como educación, salud, etc.; resultado que confirma el estudio, al compararlos con los estados del sur de Europa: Portugal, España, Italia y Grecia, donde se observa un bajo nivel de éstos en relación a la innovación y educación.

Al revisar los resultados en Latino América y el Caribe se encuentra una fuerte brecha entre los países desarrollados y los de nuestra región. Apenas tenemos alguna representatividad. Entre los primeros cincuenta, están Barbados, Chile y Uruguay en las posiciones 35,39 y 44 respectivamente, mientras que Venezuela en la nada envidiable posición 107; lo que nos hace pensar en la necesaria formulación de políticas que mediante la incorporación efectiva de las tecnologías de la información y las comunicaciones podamos competir exitosamente en la economía global, con el objeto de mejorar nuestros índices de desarrollo humano.

Existe una evidente paradoja: los países de la región invierten en la adquisición de tecnologías, sin obtener los resultados esperados. Las causas de este bajo desempeño varían desde insuficiencia en la inversión en la infraestructura, carencia de las destrezas necesarias para la optimización del uso de las tecnologías, pobres sistemas educativos en relación al uso de éstas, aunado en algunos casos a la imposición de condiciones desfavorables para la innovación y competitividad en los negocios; tales como regulaciones excesivas o controles dirigidos a impedir el desenvolvimiento empresarial con el objetivo de establecer sistemas económicos distantes de las exigencias de la libre competencia.

El Índice de Disponibilidad de Redes examina la preparación de los países para utilizar TIC (Tecnología de la Información y las Comunicaciones) en tres dimensiones: el entorno comercial, regulatorio y de infraestructura. En todos podemos mejorar si los gobiernos implementan estrategias electrónicas y, si consideramos a la infraestructura como elemento indispensable para propiciar la competitividad.

Las empresas requieren competir pero necesitan sistemas educativos conectados con la realidad, enfrentar los problemas de la calidad en la educación y la relevancia de ésta para facilitar la transición de los jóvenes hacia el mundo empresarial. Ello representa una vía de utilidad para la recomendación de políticas públicas que nos ayuden a participar con éxito en la economía global.

Dra. Aída Lamus Valero